El alegato de defensa del Dr. Eduardo Contreras ha dejado claro que no he cometido infracción alguna y que en ningún momento pretendí ofender al pueblo de Talca. Sin embargo cierta prensa se ha apresurado a simular que me autocastigo. Pretenden falsear mi deseo manifiesto de cantarle a los pueblos, como si la petición que le hiciera a la presidencia de Chile, antes de la suspensión del concierto y basada en una práctica constante, pudiera maquillarse para hacerla parecer un arrepentimiento. Tratan de hacer creer que mi insistencia en cantar gratuitamente, expresada en el juicio por mi representante, es una rectificación por haber suspendido el concierto.
¿De qué me voy a arrepentir? ¿De haberme negado a realizar un concierto de entradas prohibitivas, enterado de que sería en una de las zonas más pobres de Chile, en un teatro para mil personas? ¿Arrepentirme de ser un trabajador de la cultura y no un bien de consumo?
Aclaro que en mi caso no hay remedio. No tengo ni pretendo el balbuceo de los que de súbito quisieran ser otros. Es más: estoy de acuerdo con mi significado, por adverso que pueda resultar. Siento que canto con Víctor Jara, que amo a Violeta Parra, que admiro a Manuel Rodríguez, el guerrillero asesinado en Tiltil. Ellos encabezan mi familia chilena y simbolizan mi arco de las alianzas. Comprendo que por no traicionar a Cuba ni a Chile algunos de allá o de acuyá me quieran mal y hagan cositas que esperan me lastimen. Pero fuerzas colosales no han podido despojarme de Cuba y nadie me arrancará de Chile.
Volveré a Talca cuando pueda disponer de los recursos logísticos para hacer el concierto que merecen los que deseaban escucharme y no podían pagar las onerosas entradas. Cantaré para aquellos que luego de adquirir los boletos se vieron sin concierto... y prefirieron no acusarme. Nada de esto lo haré por penitencia, sino porque mis canciones salieron de un pueblo como ustedes y ver a su familia las completa.
Gracias y hasta entonces.
Silvio Rodríguez Domínguez,
La Habana,15 de mayo, 2007.
¿De qué me voy a arrepentir? ¿De haberme negado a realizar un concierto de entradas prohibitivas, enterado de que sería en una de las zonas más pobres de Chile, en un teatro para mil personas? ¿Arrepentirme de ser un trabajador de la cultura y no un bien de consumo?
Aclaro que en mi caso no hay remedio. No tengo ni pretendo el balbuceo de los que de súbito quisieran ser otros. Es más: estoy de acuerdo con mi significado, por adverso que pueda resultar. Siento que canto con Víctor Jara, que amo a Violeta Parra, que admiro a Manuel Rodríguez, el guerrillero asesinado en Tiltil. Ellos encabezan mi familia chilena y simbolizan mi arco de las alianzas. Comprendo que por no traicionar a Cuba ni a Chile algunos de allá o de acuyá me quieran mal y hagan cositas que esperan me lastimen. Pero fuerzas colosales no han podido despojarme de Cuba y nadie me arrancará de Chile.
Volveré a Talca cuando pueda disponer de los recursos logísticos para hacer el concierto que merecen los que deseaban escucharme y no podían pagar las onerosas entradas. Cantaré para aquellos que luego de adquirir los boletos se vieron sin concierto... y prefirieron no acusarme. Nada de esto lo haré por penitencia, sino porque mis canciones salieron de un pueblo como ustedes y ver a su familia las completa.
Gracias y hasta entonces.
Silvio Rodríguez Domínguez,
La Habana,15 de mayo, 2007.
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